viernes, 28 de marzo de 2014

La Grande Belleza


Termina siempre así, con la muerte. Pero antes, hubo vida. Escondida bajo la chachara del bla, bla, bla y el ruido. El silencio y el sentimiento. La emoción y el miedo. Los demacrados, caprichosos destellos de belleza. La decadencia, la desgracia y el hombre miserable. Todo sepultado bajo la cubierta de la vergüenza de estar en este mundo. Estas son las conclusiones finales del último filme del italiano Paolo Sorrentino. 
La grande belleza, es  una obra de arte que requiere una atención especial y que no deja indiferente a nadie.  
La película inicia con una cita de Louis Ferdinand Céline, con esto Sorrentino ya nos está adelantando el contenido de la historia. Luego, un cañonazo, aplausos, campanas, pájaros, ruido de agua, un coro angelical, algunas voces dan inicio a la primera secuencia de imágenes surrealistas. Un grupo de turistas, uno de ellos fallece luego de contemplar tanta belleza brindada por la ciudad de Roma. A continuación, en contraste con la calma en que incia la película;  un grito grotesco en primer plano nos invita a una fiesta. La fiesta de cumpleaños de nuestro prontagonista, Gep Gambardella (Toni Servillo) un hombre que ha encantado y seducido a su manera a traves de la lujosa vida nocturna desde hace décadas. Desde el éxito  de su primera y única novela, "El aparato humano" él ha sido un elemento permanente en los círculos literarios y sociales de la ciudad.
Gambardella se presenta como un hombre destinado a la sensibilidad, a ser escritor. Nos cuenta que lo que más le gusta de la vida es el olor de la casa de los viejos. 
A medida que avanza el relato, iremos conociendo a la fauna humana grotesca de amigos que se reunen por las noches en su terraza; seres perdidos en sus mentiras, todos bajo el umbral de la desesperación que se juntan para hacerse compañia y tomarse el pelo. Entre ellos encontraremos a Dadina, una enana y editora en jefe para quien trabaja Gep. Stefano, el curioso personaje que no habla porque él se dedica a escuchar. Romano, quien siente que Roma lo ha decepcionado; Viola que con todo el dinero que posee no sabe cómo combatir los delirios de su hijo. Lello que a pesar de que, según sus palabras, él y su esposa Gisella son el matrimonio más feliz de Roma;  la engaña con prostitutas. Por último, está Stefania que ostenta con una vida que no lleva y que todos saben pero no dicen nada, solo por afecto. 
Este escritor, que con su cigarrillo en boca por momentos nos remite al periodista que interpretaba Marcelo Mastroaini en 8 1/2, del genial Fellini; da paseos en busca de inspiración bloqueado por su propia autobiografía que no puede crear. Que a su edad no puede perder tiempo en hacer cosas que no quiere, que no le alcanza con que una mujer sea guapa y que para él la mañana es algo desconocido. 
Su carisma, su ironía y la crudeza con la que dice sus comentarios le acompañan en sus quehaceres sin compromiso. En su vida no hay más ataduras más que lo que lo llevan a observar y entregarse a las fiestas decadentes en su terraza frente al Coliseo.
El sexagésimo quinto cumpleños es el punto que coincide  con un choque del pasado  y es así como se encuentra haciendo un balance de su vida girando alrededor de la melancolía, de una amor de juventud y el exceso. Gep Gambardella, buscaba la belleza y no la ha encontrado se dejo arrastrar por el tiempo, se aferro a sus recuerdos, a sus desgracias y con eso llena su alma al igual que sus amigos, personas que están rodeados de belleza pero no logran llevarla a sus propias vidas. 
En esta historia, también se puede apreciar que el sexo, la religión, la muerte y el desencanto lo controlan todo. Gep desde su rara depresión,  siente que él ha decepcionado y que el conocer a" todos"  no es garantía de  felicidad. Y se excusa de que no volvió a escribir porque sale mucho de noche y que Roma lo distrae, le hace perder el tiempo.  Ese tiempo que, a veces, pareciera que por ser joven uno tiene un futuro asegurado y sin embargo los jóvenes que rodean a Gep se van muriendo como un ritual en donde las cosas perpetuas son las únicas destinadas a quedar.
Gep y " el aparato humano" de amigos que tiene son analogos a los monumentos de Roma: están ahí estancados, perdidos en sus propias contradicciones pero no se mueven, al igual que esos trenes que hacen durante las fiestas, que solo son bellos porque no van a ninguna parte. 
Un punto interesante del filme es que a pesar de que, se titula "la grande belleza" el tema del desencanto está presente todo el tiempo. No es casual que sea Romano (Carlo Verdone) quien lleva el nombre de la ciudad; sea quien manifiesta que esta lo ha decepcionado mientras se despide de su amigo y desaparece al mismo tiempo que la jirafa durante el truco de magia. 
Si uno mira con atención hay referencias a Fellini, con sus fiestas, con sus criticas, con la nostalgia. También hay primeros planos grotescos que nos remiten a Pasollini, como por ejemplo esa monja llamada "la santa" que asemeja a  una momia y que nos recuerda que hay que volver a las raices porque son lo importante, son lo que no hay que perder de vista. 
La película sorprende desde principio a fin, desde  detalles como una Madame Ardant paseando en mitad de la noche muy silenciosa, un hombre que posee las llaves de los palacios solo porque es un hombre de fiar, un cardenal que pudo ser Papa pero prefiere hablar de cocina, una niña que mientras se esconde de su madre le hace ver a nuestro protagonista que él "no es nadie". 
La grande belleza, es una película con muchos mensajes y símbolos. Es el viaje interior de un hombre que pelea contra la desilusión y fatiga; pero no logra reaccionar. 
Gep Gambardella, al igual que cualquier mortal, hace ese viaje hacia las profundidades de su ser y se encuentra con la nada, el vacío. Ese vacío que todos intentamos llenar encontrando un sentido para seguir adelante, para levantarse cada día y despertar a la vida. 
La película de Paolo Sorrentino, no es, y disculpen si alguno se ofende; pero no es una película para cualquier público más de uno podría quedarse solo con la cascara de la fruta y no disfrutar de semejante ambrosía. Porque La grande belleza no es una película que pase al olvido.